Personal bomberil apoyó en las labores de extinción del siniestro que consumió más de 2 mil casas.
Sábado 12 de abril, 16:30 horas. Un incendio forestal se declara en camino La Pólvora, cerca de la comuna de Valparaíso, donde quince hectáreas de pastizal, matorral y eucalipto son consumidas por las llamas.
Una columna de humo se hace visible desde varios puntos de la ciudad y a la emergencia responde el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, quienes despliegan hombres y carros para extinguir las llamas.
Con el transcurso de las horas, el siniestro se vuelve incontrolable debido a las condiciones climáticas presentes en la región: fuertes vientos que alcanzaron los 50 kilómetros por hora y las temperaturas sobre los 25 grados.
Las llamas se propagan rápidamente a la zona alta de la ciudad y afecta a los cerros La Cruz, Santa Elena, Monjas, Ramaditas y Mariposas. No obstante, las Autoridades advierten que también se ven amenazados otros cerros como San Roque y Florida. Aquí, viven miles de personas en casas de madera y lata, altamente ligeras ante la acción del fuego.
Los equipos de emergencias, conformados por Bomberos, Carabineros y SAMU, se despliegan y el comandante de Valparaíso, Enzo Gagliardo, solicita apoyo a otros cuerpos de bomberos para contar con mayor personal y responder efectivamente a la emergencia. Mientras, la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) decreta alerta roja por el siniestro y entrega recursos para activar apoyo de helicópteros y aviones. Además, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) se moviliza para trabajar en conjunto con bomberos.
La noche cae sobre la región y las imágenes se vuelven dantescas. Focos de fuego en diversos puntos de los cerros, casas que son destruidas en segundos, explosiones por los balones de gas y un corte de luz general por la destrucción de un transformador, dejan a Valparaíso aún más afectado.
Frente a la tragedia y con el objetivo de apoyar en las labores de extinción, el Cuerpo de Bomberos de Santiago (CBS), determinó enviar personal bomberil y carros a la zona de la emergencia. El capitán de guardia y de la 14 compañía, Andrés Márquez, viaja a la zona y comanda el despliegue de voluntarios en terreno.
Así y en el transcurso de dos días, se despachan los carros B1, B2, B3, B4, B9, B10, B14, B20, BX11, BX19, BX21, H18, K1, K2, K3, Q8, S2 y Z2, más dos buses con personal bomberil. Todos llegan a la Plaza Sotomayor, punto 0 de la emergencia, donde se ponen a las órdenes del comandante Gagliardo, quien determina el uso de los recursos.
Durante el día sábado y domingo, bomberos del CBS comenzaron a trabajar en diversos puntos de Valparaíso, donde el fuego destruía centenares de casas. Tras los esfuerzos, los voluntarios llegaban al punto 0 para descansar, reponer fuerzas y relevar gente, para seguir con las labores de control.
Así, el capitán de guardia y luego de horas de intenso trabajo, traspaso el mando del CBS al capitán 17 compañía, Mario Huerta. El asumía la responsabilidad de seguir con el trabajo que la institución realizaba en Valparaíso.
Uno a uno, los focos fueron controlados durante la mañana del domingo. Tras una ventana de tiempo, el punto base fue movilizado a parque Alejo Barrios, nuevo centro de despacho.
No obstante, las condiciones meteorológicas nuevamente reactivaban pequeños focos. Así fueron movilizados bomberos de Valparaíso, Santiago, Peñaflor, Maipú, San Bernardo y otros, más Conaf, quienes trabajaron arduamente para evitar que las llamas retomaran fuerza y pusieran en riesgos otros inmuebles.
A las 19.00 horas del lunes 14, el grupo de bomberos del CBS se formó por orden del capitán Mario Huerta. El oficial los felicitó y agradeció la entrega de cada uno durante la emergencia producida en Valparaíso.
Durante la formación, el CBS rindió honores al Superintendente y Comandante de la ciudad, quienes agradecieron el apoyo de la institución y felicitaron a los voluntarios por la entrega en cada uno en los llamados.
Luego de horas de trabajo, los voluntarios tripularon las máquinas y el bus para retornar a Santiago, pero todos con un solo sentimiento: el haber cumplido el deber de ayudar.
Vale subrayar las cifras que dejó esta tragedia: 2500 casas destruidas, 11000 damnificados y 1000 hectáreas consumidas por el fuego.